Senador Eduardo Murat

Con su venia señora Presidenta

Señoras SENADORAS

Señores SENADORES

Hoy nos convoca analizar la Política Social.

Como lo han dicho varios pensadores universales, esa política que tiene que ver con los derechos de los pueblos para accesar a los bienes de cultura y felicidad de este mundo.

Hoy, analizamos el recuento de los objetivos, instrumentos y resultados de la política de este gobierno. Son cifras, lo digo de entrada, que refieren algunos avances importantes. Sin embargo no podemos negar que no despiertan un gran entusiasmo, no llaman a la satisfacción fundada, y suscitan en millones de mexicanos, un gran sentimiento de frustración.

No es exclusivo de nuestro país la concentración de la riqueza en muy pocas manos, una concentración que está en niveles históricos, provocando una muy baja movilidad social.

No considero que los resultados tengan como causa única una deficiente operación, sino que la propia concepción de la política social del Estado mexicano, y no sólo del gobierno en turno, debe revisarse. Debe re-pensarse, inclusive debatir y cuestionarnos como lo han hecho varios economistas si el PIB es una herramienta suficiente para medir el bienestar social de las naciones.

Pero, compañeras senadoras y senadores, vayamos por partes.

En efecto, el sexto informe de gobierno, en la política social tiene luces y sombras que es preciso señalar.

El fracaso de la política de combate a la pobreza, no de un año, no de un gobierno, sino el fracaso de las últimas décadas en que el Estado mexicano optó por un modelo que atendió las consecuencias y se olvidó de las causas. Una política reactiva más que proactiva.

Pero vayamos a los activos, así hablemos de un modelo contrahecho y mal concebido de origen.

Es importante destacar los avances en los 6 indicadores que miden la pobreza multidimensional: 6.1 millones de adultos aprendieron a leer y escribir, obtuvieron su certificado de primaria o secundaria

Igualmente, es un paso adelante el hecho de que del 2012 al 2017 se haya duplicado el número de beneficiarios de programas sociales del Seguro Popular, pasando de 13 a 26 millones.

Es positivo que se hayan incrementado los apoyos a jefas de familias y a los adultos mayores, pues se redujo de 70 a 65 años la edad mínima para recibir una pensión beneficiando a más de 5 millones de personas adultas.

Igualmente, es satisfactorio saber que las hijas e hijos de más de 7 millones de jefas de familia tengan la tranquilidad de tener un seguro de vida. Así como el que 60 mil menores en situación de orfandad reciban apoyos económicos a través de este programa.

Fuera de algunos aspectos específicos, el balance global es marcadamente adverso: 53 millones de pobres. 5 millones más que la población total de México en 1970.

La desigualdad tampoco se ha atemperado. Los extremos de la pobreza y de la riqueza, siguen siendo preocupantes.

Esto significa, entre otras cosas, que en 2017 el uno por ciento de los mexicanos concentraba el 28% de la riqueza del país, según la organización Oxfam.

Se necesita un Estado fuerte que logre alinear las recompensas privadas con los retornos sociales y de esta manera corregir los errores que generan los mercados.

Pobreza concentrada sobre todo en las comunidades indígenas, pues todavía un elevadísimo 77.7 por ciento de la población étnica del país sigue siendo pobre.

Por eso, yo planteo que revisemos nuestro modelo de desarrollo. Tenemos que pensar en nuevos conceptos, en nuevos paradigmas, tenemos que pensar en términos de crecimiento real, en competitividad, en prioridad para la ciencia, la tecnología y la innovación.

No tengo duda, como lo han dicho muchos aquí, que la mejor política social es la que genera empleos debemos mirar más alto para transitar de una economía de manufacturas a una economía de innovación y de tecnologías.

El 1ro de julio el mandato del pueblo fue claro, el modelo económico ya dio de sí, los técnicos tienen que ser más políticos y los políticos más técnicos. Es un buen augurio, y en el grupo parlamentario del Partido Verde lo aplaudimos, el anuncio del Presidente Electo con las Cámaras para ofrecer en conjunto un programa de aprendices en beneficio de los jóvenes. El programa Jóvenes Construyendo el Futuro, más SISI´s: sí al empleo sí a las oportunidades.

Tenemos que ir al fondo y trascender las políticas clientelares y asistencialistas. Tenemos que hacerlo con un Estado activo que promueva el desarrollo y combata los desequilibrios, pues la mano invisible del mercado y el PIB no lo son todo, como lo ha dicho varias veces Joseph Stiglitz: otro mundo es posible. Un mundo más justo.

Muchas gracias.

Es cuanto señora presidenta.