Con la venia de la presidencia;

La naturaleza concentra una gran cantidad de energía y ésta puede convertirse en una potente fuerza destructiva, por lo cual es pertinente entender que estamos expuestos a los efectos negativos propiciados por fenómenos físicos o meteorológicos, como son inundaciones, sequías, terremotos, maremotos, tornados, ciclones, huracanes y erupciones volcánicas, capaces de desencadenar grandes catástrofes que terminan afectando a toda la población.

No podemos luchar en contra de las fuerzas de la propia naturaleza, lo que sí es posible, es crear instrumentos preventivos para enfrentarlas, ya sea en forma de planes, políticas públicas o leyes, esto gracias a los conocimientos técnicos y científicos con los que hoy contamos.

En los últimos veinte años se ha observado alrededor del mundo un incremento de la frecuencia con que ocurren los desastres naturales, esta situación ha causado la muerte de cientos de miles de personas y ha provocado cuantiosas pérdidas materiales. En este sentido, es importante que los gobiernos y las personas tomen medidas preventivas encaminadas a reducir el riesgos de los propios desastres.

Para cumplir con la meta de aumentar la capacidad de las sociedades para afrontar las afectaciones y riesgos derivados de las catástrofes naturales, la Organización de las Naciones Unidas ha fijado diversos objetivos, entre los que destacan la preparación de planes previsores de ocupación de suelos que eviten el establecimiento de asentamientos humanos en zonas de riesgo, así como la adopción de normas apropiadas de construcción y desarrollo inmobiliario.

Lo anterior nos deja ver claramente el estrecho vínculo existente entre el desarrollo urbano y el ordenamiento territorial con las materias relacionadas con la protección civil, es decir, aquellas acciones que tienen como objeto apoyar a las poblaciones que habitan en zonas vulnerables para hacer frente a los desastres, sean éstos naturales o provocados por el hombre.

Entendiendo dicha relación, es importante promover la armonización de las leyes en materia, de manera tal que desde el ámbito del desarrollo urbano y el ordenamiento territorial se establezcan mejores condiciones de seguridad para garantizar la protección de la vida y la integridad de las personas y la de su patrimonio.

El dictamen que hoy se somete a nuestra consideración propone incorporar el concepto de riesgo a las definiciones de la Ley General de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano, entendido como los daños o pérdidas probables sobre un agente afectable, resultado de la interacción entre su propia vulnerabilidad y la presencia de un agente perturbador.

Partiendo de que el primer paso para resolver un problema es reconocerlo, establecer en la ley el reconocimiento explícito de la existencia del riesgo contribuirá a fortalecer el principio de prevención del mismo, con lo cual se busca salvaguardar de mejor manera a la población de los daños que eventualmente pueda sufrir a consecuencia de diversos fenómenos. Es por lo anterior que el Grupo Parlamentario del Partido Verde votará a favor de la aprobar la modificación propuesta por la Comisión.

Quiero invitar a mis compañeras y compañeros diputados a que esto que hoy estamos proponiendo y que vamos a votar, sin duda va a quedar plasmado ya como una nueva modificación a esta fracción de este artículo lo hagamos una realidad en cada uno de los municipios y lo hagamos una realidad en cada uno de los estados de este país; creo que la tarea que tiene esta legislatura es salvaguardar la vida de los mexicanos y mexicanas, y salvaguardar también su patrimonio.

Es por ello también muy importante que el día de hoy le demos el voto a favor para que esta modificación quede ya aceptada.

Es cuanto, Presidenta.

PARTIDO VERDE