Con la venia de la Presidencia

A lo largo de los últimos años el turismo ha contribuido a generar una bonanza económica para diversos países, lo anterior debido a un continuo crecimiento y una profunda diversificación de las actividades relacionadas con el mismo.

Es importante mencionar que gracias a este crecimiento, el turismo se ha logrado situar como uno de los sectores económicos más dinámicos, es en este sentido, que el turismo se ha convertido, sobre todo para países como el nuestro, en un motor fundamental del progreso socioeconómico.

Las cifras vertidas por la Secretaría de Turismo del gobierno federal dan cuenta de lo anterior, por ejemplo, el titular de esta dependencia afirmó que en los últimos diez años la industria generó casi el mismo número de empleos que aquellos creados por el sector primario.

No cabe duda entonces que nuestro país está viviendo un gran momento en el sector turístico, ejemplo de lo anterior es que de enero a mayo de 2016 llegaron vía aérea a nuestros aeropuertos 11 millones de pasajeros, lo cual equivale a un incremento de 12.4 por ciento con respecto al mismo periodo del año 2015.

En lo tocante al turismo local, citando cifras de Datatur, el arribo de turistas nacionales a los hoteles mexicanos registró un incremento del 11% durante el periodo comprendido de abril a agosto de 2016 con respecto al mismo periodo del año pasado, lo cual equivale a 12 millones de turistas mexicanos que visitaron atractivos turísticos nacionales.

Cabe destacar que entre los destinos con mayor incremento en la llegada de turistas nacionales se encuentra el puerto de Acapulco, el cual recibió casi 2 millones de visitantes locales que ocuparon alguno de sus cuartos de hotel, lo cual representó un alza del 7.5 por ciento con respecto a 2015.

Sin embargo, y a pesar de las muy positivas cifras vertidas con anterioridad, no podemos soslayar que existe un inconveniente que tiene el potencial de dañar gravemente el auge de la industria turística mexicana.

Nos referimos primordialmente a la percepción de inseguridad que surge a partir de la violencia generada por el crimen organizado en diversas latitudes de nuestro territorio nacional.

El ejemplo paradigmático es el otrora destino turístico mexicano por excelencia, el cual fue la principal atracción turística nacional pues encantaba no sólo a grandes masas de turistas sino también a visitantes distinguidos como empresarios, artistas del ámbito cultural y deportivo como es Acapulco, el cual ha pasado por severas crisis a consecuencia de la percepción de inseguridad que registra.

En la actualidad Acapulco subsiste gracias a la lealtad y fidelidad del turismo nacional, pero el turismo extranjero y de cruceros se ha alejado del puerto. Si bien es cierto que el apoyo del Gobierno de la República en materia tanto económica como de seguridad ha sido muy valioso, recuperar la confianza de los visitantes extranjeros que hoy ven como un riesgo visitar Acapulco nos va a tomar varios años.

En ese sentido y para no obstaculizar el desarrollo e inversión en la industria turística, es vital la implementación y creación de programas, proyectos y acciones especiales en materia de seguridad para los turistas nacionales y extranjeros.

El presente dictamen propone una reforma a la Ley General de Turismo con la finalidad de que la Secretaría de Turismo pueda, en coordinación con la Secretaría de Gobernación, determinar los casos en que sea necesaria la intervención de las fuerzas del orden para garantizar una adecuada protección de la vida, integridad y patrimonio de quienes visitan nuestro país. Por este motivo y buscando fortalecer el sector turístico nacional nuestro grupo parlamentario votará a favor de la presente reforma.

Aprovecho ya que estamos hablando de Turismo a que visiten Chiapas y deja chiapasionarte con ellos.

Es cuanto señor Presidente.