Con la venia de la presidencia;

El Porfiriato se caracterizó por ser un régimen dictatorial en donde la opulencia de las clases dominantes contrastaba con las condiciones de pobreza y marginación en las que vivía la gran mayoría de las y los mexicanos.

El descontento social generado por el régimen porfirista provocó un levantamiento armado que derrocó al gobierno de Díaz para dar paso a un nuevo Estado que pusiera en el centro del orden constitucional las demandas expuestas en la Revolución Mexicana: democracia, justicia e igualdad social.

En este contexto, se requería transformar el orden de cosas existente, romper con los preceptos e instituciones del pasado y construir un documento que permitiera realizar fielmente los sueños y aspiraciones de toda una nación tras el triunfo de la Revolución. México necesitaba una nueva Constitución y fue él, Venustiano Carranza quien tomó el liderazgo para avanzar en esta tarea, dando vida al movimiento constitucionalista.

El 24 de septiembre de 1913, en un pronunciamiento realizado en Sonora, el Jefe del Ejército Constitucionalista mencionó:

"Tendremos que removerlo todo. Crear una nueva Constitución cuya acción benéfica sobre las masas nadie pueda evitar".

Ante la necesidad de dar por concluido el conflicto armado, avanzar en la reconciliación nacional, recobrar el orden social y encaminarnos por la senda de la institucionalidad, la idea de convocar a un Congreso Constituyente fue tomando cada vez más fuerza hasta hacerse impostergable.

Carranza, que en aquella época se desempeñaba como encargado del Poder Ejecutivo, convocó a la elección de diputados, los cuales, del 20 de noviembre de 1916 al 31 de enero de 1917, tendrían que conformar el Congreso Constituyente responsable de reformar la Carta Magna de 1857, dando paso de esta manera a una nueva era en la vida jurídica e institucional de México.

Con los tiempos ajustados y después de distintos inconvenientes, el primero de diciembre de 1916, en el Teatro de la República de la ciudad de Querétaro, se declararon solemnemente inauguradas las sesiones ordinarias del Congreso Constituyente que habría de discutir y aprobar la nueva Constitución.

Aquel primero de diciembre de 1916 Carranza expuso las razones por las cuales era urgente reformar y enmendar la Constitución de 1857, aduciendo que esta tenía diversos males como el acotamiento de los derechos electorales del pueblo, la anulación en la práctica del poder legislativo y el haber causado la acumulación excesiva de la tierra, aquel día dijo a los diputados constituyentes:

"Toca a ustedes coronar la obra, a cuya ejecución espero se dediquen con toda la fe, con todo el ardor y con todo el entusiasmo que de ustedes pueda esperar la patria, la que tiene puestas en ustedes sus esperanzas y aguarda ansiosa el instante en que le entreguen instituciones sabias y justas."

Los inicios de trabajos de aquella Legislatura significaron dar por terminada la lucha armada y regresar al orden legal. La labor de los constituyentes queretanos fue inigualable, lo plasmado y discutido en aquellas largas sesiones se mantuvo estrechamente ligado a las inquietudes populares del momento, su sabiduría política logró estar a la altura de su tiempo y heredar a la nación un Carta Magna justa y vanguardista.

Al conmemorarse un aniversario más del Congreso Constituyente de 1917, resulta insoslayable reiterar que nuestro texto fundamental es no sólo el documento en donde descansan los pilares del Estado mexicano, sino que también representa una síntesis de nuestro devenir histórico, el referente vivo del gran acuerdo, quizá el más importante de los mexicanos, ya que concilia de manera original los derechos individuales con los derechos sociales.

Celebremos a aquellos hombres que nos dieron patria, pero sobre todo paz y certeza en tiempo de gran inestabilidad. Desde el Partido Verde honramos su memoria día con día con nuestro quehacer legislativo, porque tenemos la convicción de que ésta es la única manera de mantener vigentes sus ideales y apuntar hacia la consolidación del país que nuestros antepasados soñaron. 

Es cuanto, muchas gracias.