·Anualmente en México,  se desechan unos 3 mil 700 millones de toneladas de estos desechos,  y únicamente se reutiliza el uno por ciento.

El diputado Juan Luis Carrillo Soberanis planteó incluir en la ley los residuos textiles para su tratamiento especial, es decir, que obligue a fabricantes, importadores, distribuidores, gestores y generadores a ser responsables del  manejo sostenible, de reciclarlos y favorecer el uso de materiales durables y de calidad.

La industria de la moda es la segunda más contaminante en el mundo, por su impacto ambiental que deriva en la degradación de los suelos y la contaminación del agua . 

La Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), reporta que esta industria utiliza cada año, aproximadamente 93 mil millones de metros cúbicos de agua, con esa cantidad de líquido se podría satisfacer la demanda anual de 5 millones de personas, de igual manera, se tiran anualmente en el mar medio millón de toneladas de microfibras sintéticas.

México, en la década de los años 90, se convirtió en un mercado redituable para las marcas de Fast Fashion o moda pronta, que aceleraron el consumismo;  cada vez se compra más ropa de la que es necesaria y se utiliza menos tiempo, además, son prendas de  baja calidad.

"A mayor cantidad de ropa y al no contar con un manejo adecuado, los basureros se ven abarrotados, para irremediablemente, dejar una huella medioambiental al mismo nivel que las botellas, popotes y platos de plástico" señaló el legislador ecologista.

De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, tan sólo en la Ciudad de México se desechan anualmente unas 3 mil 700 millones de toneladas de residuos textiles y únicamente se recicla el uno por ciento.

Carrillo Soberanis insistió, "la propuesta de adición a los artículos 19, 98 y 100 de la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de Residuos que incluye el tratamiento obligatorio e integral de los residuos textiles,  por parte de la sociedad, el gobierno y las grandes empresas productoras de ropas, frenará la excesiva producción y consumo de prendas, reducirá significativamente el desperdicio y contaminación, y acotará la presión sobre los recursos naturales necesarios para producir más textiles".